lunes, 10 de mayo de 2010

Bitácora del Navegante de Pegaso-Día 1 (Hibernando)

Había historias que no podían ser contadas como si nada. Había lecciones que jamás podrían ser aprendidas sin sufrir el antes y el después; y así aprendí; así logré desembarazarme del legado al que estaba sujeto, porque me di cuenta de la trampa, del engranaje, el subsuelo que yacía a unos metros bajo la fina capa de falsedad, resquebrajamiento, musgo reseco y lamentos a cada paso. Comprendí que la humanidad estaba sentenciada desde el principio y que el cambio nunca fue para bien. Llámalo lapsus mental, llámalo exploración onírica, pero lo cierto es que cada día los perros seguían ahí, ladrando a la misma puerta, esa que no lleva a ningún lado. Sometí mis incontables posibilidades y las reduje a una: el poder seguir eligiendo, obligandome a ser libre aunque fuera de una manera falsa para poder sobrevivir; y así entendí que lo mejor no está siquiera entre las dos lonchas que engloban el condumio, la esencia, el sabor de las cosas; no...entendí que la manera era dormir, sumirte en un sueño de varano venenoso entre sabanas hechas para tal cometido; y ésto es: no hacer, no ser, dejarse llevar, porque en realidad no valemos para pilotos de nada. Así estoy desde ahora y en adelante, viajando en la máquina sin motor e incontrolable de lo futurible. Adiós y hasta una próxima, sucia y detestable entrada.

Apunte de bitácora a día desconocido de año desconocido. Escrito mediante ondas cerebrales en mi diario de hibernación.


Sonando en mi nave

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