martes, 11 de mayo de 2010

Bitácora del Navegante de Pegaso-Día 1 después de hibernación

Los reactores espectométricos parecieron pararse por un instante, pero sólo eran la confusión y el miedo haciéndose un hueco entre los síntomas derivados de una larga hibernación. Me tranquilicé y levanté como pude. Difusamente percibí un planeta que no rezaba en la carta de navegación, y medio mareado entendí al momento que la nave se había desviado por un error en las coordenadas previamente prescritas por las ondas de mi cerebro semiinconsciente. Sabía que el polizón andaba por allí y entendí que había decidido por mí. No era una alucinación, un sueño o algo imaginado; estaba vivo y rondada por el estrecho habitáculo. Entonces, ¿por qué no podía verlo? ¿por qué no se había manifestado de alguna manera durante el largo trecho que llevábamos recorrido?. Sólo una respuesta se estrelló contra mi agitada mente horadando los rincones abotargados de mi cerebro y pinchando la parte más profunda del inconsciente: Él...¡me vigilaba desde dentro!. Tendría que conectarme a la máquina de nuevo y resetearme. Repetir el proceso me costaría, pero era necesario si quería llegar cuerdo a mi destino, en el dónde y el cuándo en el que éste se encontrara. Ahora tenía que comer algo y descansar. Vi a lo lejos una nebulosa familiar y consulté el glosario cosmológico que Derman ordenó en el sistema interestelar de computación antes de morir; sí, el nombre de ese brillante faro en medio del conglomerado irreconocible en el que me encontraba era Fláteron Árgobal. Hacia allí me dirigí.

Apunte de bitácora a día desconocido de año desconocido. Nota: los sistemas temporales siguen parados.


Sonando en mi nave

No hay comentarios:

Publicar un comentario