jueves, 20 de mayo de 2010

Bitácora del Navegante de Pegaso-Día ¿5? revelador (un mapa)

Una extraña polvareda que no parecía formar parte de este universo se acercó al costado derecho de la nave ayer. Fue muy raro ver una cosa así, flotando tan cerca, después de años sin catar algo original del exterior. Con el tiempo se acostumbra uno de tal forma al entorno diario, que las estrellas, constelaciones y sistemas solares dejan de provocar alteración alguna.

Me acerqué a la ventana obnuvilado por la nueva visión dejándome arrastrar entre los remolinos interminables, que le daban ese algo de ser vivo que intuí desde el principio. Llevaba ya un buen rato, cuando algo me habló desde las partículas flotantes que empezaban a adherirse al cristal de amplio grosor que me permitía respirar.

¿Qué dijo? No eran palabras; de hecho, ni siquiera algún tipo de comunicación conocida o que pueda relacionarse de lejos con lo humano. ¿De qué manera actuaba entonces aquel rol perceptivo que se adueñó de mí durante unos minutos para impregnar el mapa en mi inconsciente? Sí, porque aquello era un mapa gigantesco que en pocos segundos empapó, primero la corteza de mi cerebro en toda su extensión, y luego bajando, capa por capa, para pasar a formar parte de mí como un miembro u órgano más. Y a pesar de notarlo engarzado en lo más profundo con una seguridad abrumadora, tenía plena consciencia de él en todo momento. Vívida,  confortable, segura: serían las palabras para definir la experiencia que me rodeó durante un momento que se me antojó demasiado corto en mi felicidad.

Ahora, aquí, mientras preparo el segundo café que he tomado hoy, repaso sistemáticamente en mi cabeza la guía que ese ser o lo que sea, me ha regalado. Estoy pletórico porque ahora tengo un motivo, una meta, algo que explorar en este eterno laberinto del que empiezo a estar mortalmente aburrido. Y es que...de todo se cansa uno...¿no?

Nota: dedicarme profusamente al estudio del mapa y utilizar las primeras indicaciones del mismo para cambiar de rumbo. Siento que más que un mapa ¡es una advertencia!. O salgo ya del brazo de esta nebulosa o mucho me temo que jamás podré hacerlo.

p.d. el ser no ha dado señales de vida


Sonando en mi nave

3 comentarios:

  1. Sencillamente impresionante esta última parte de la historia, sobre todo con está maravillosa música de fondo que le has puesto. Este tema especificamente no lo había escuchado nunca, y pone los pelos de punta........quedo a la espera de la próxima entrada.

    ResponderEliminar
  2. Sami, no sabes lo contengo que estoy de que estés pasando a leerme. Esa ruta de 200 Km en moto se queda impregnada en mi mente para siempre. De hecho, ha inspirado la siguiente entrada del tripulante; una entrada que, acompañada de la música que suena en esta vieja nave, va dedicada a ti. Que la disfrutes Sami.

    ResponderEliminar